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Los automóviles son máquinas que en ocasiones pueden dar fallos. Por ello, resulta casi necesario sustituir piezas, realizar diversos arreglos, hacer operaciones de mantenimiento…en fin, desembolsos económicos casi constantes. Sin embargo, los desguaces pueden ser una alternativa que te pueden ayudar a ahorrar.

En nuestra investigación, hemos querido comparar precios de determinadas piezas en tres lugares diferentes: talleres mecánicos, desguaces y tiendas de repuestos. Las piezas a examinar, las siguientes: un retrovisor izquierdo y un faro delantero izquierdo de un Ford Focus fabricado entre 2005-2008 con nivel de equipamiento Trend. El retrovisor en cuestión es térmico y de regulación eléctrica, mientras que el faro indicado es muy sencillo y no incluye ningún tipo de tecnología como los faros bixenon, adaptativos, etc.

Nuestro primer paso en la elaboración de nuestro informe fue acudir a uno de los desguaces más conocidos de Madrid. Preguntamos por los precios de las piezas que demandábamos: faro delantero izquierdo, 36 euros; retrovisor izquierdo, 24 euros. Insistimos a los responsables si estaban en buen estado y ellos mismos nos enseñaron las piezas con su precinto de plástico y debidamente etiquetadas. Comprobamos, efectivamente, que no tenían ningún tipo de desperfecto visual.

Paso segundo: acudimos a talleres mecánicos. Después de un par de visitas infructuosas –los dos talleres visitados no realizaban trabajos de reparación y montaje de un retrovisor izquierdo y de un faro delantero izquierdo-, encontramos un centro que sí atendía a nuestras necesidades. Les pedimos un presupuesto con coste de las piezas y de la mano de obra. El resultado habla por sí solo, ya que el faro delantero izquierdo costaba 95,57 euros, el retrovisor valía 90,38 euros a los que habría que añadir aproximadamente una hora de montaje -40,00 euros-. En total, el coste definitivo de la factura con el 18 por ciento de IVA incluido ascendía a 266,63 euros.

Continuamos visitando talleres. De nuevo, realizamos las mismas gestiones hasta toparnos con un centro en el que los precios eran sensiblemente superiores al del taller anterior. En este caso, el presupuesto fue aproximado y no exacto. En él, los operarios que nos atendieron nos dijeron, según previa consulta telefónica, que el faro delantero costaba unos 130 euros y el retrovisor izquierdo unos 100-110 euros. A todo ello, había que sumar una hora aproximada de mano de obra –en torno a los 50 euros, no nos detallaron la cifra exacta-, por lo que el total del recibo final se situaba en unos 300 euros.

No queríamos dejar de pasar la oportunidad para visitar una tienda de repuestos. Los precios que nos facilitaron, muy similares a los de los talleres: faro delantero izquierdo, 95,38 euros + 18 por ciento; retrovisor izquierdo, 94,61euros + 18 por ciento.

Como podéis comprobar, las diferencias de precios entre los desguaces, talleres y tiendas de repuestos son muy grandes. El conductor debe analizar la situación y elegir qué opción le conviene más. De hecho, hay muchos talleres que ofrecen a los conductores que sean ellos quienes les faciliten las piezas cobrándoles sólo la mano de obra. Como queda demostrado, los desguaces se perfilan como una gran solución anticrisis. A continuación, te mostramos una tabla con los precios de nuestro informe.

Faro delantero (*) Retrovisor izquierdo (*) TOTAL FACTURA
Desguaces 36 euros 24 euros
Taller 1 95,57 euros 90,38 euros 266,63 euros
Taller 2 130 euros 100-110 euros 300 euros
Tienda de
recambios 95,38 euros (1) 94,18 euros (1)
(*) Piezas del coche analizado: Ford Focus Trend, periodo de fabricación 2005-2008.
(1) Los precios en la tienda de repuestos hay que añadirles el 18 por ciento.

Euskadi consumió ayer otra etapa en el maratón tecnológico en que ha convertido su apuesta por el coche eléctrico. De la mano nuevamente de Repsol ofreció los detalles de la inminente implantación en esta comunidad de la red de puntos de recarga o electrolineras, que suministrarán la energía a los vehículos eléctricos que, se supone, circularán por las carreteras vascas en las próximas décadas. Unos 41.000 para el año 2020, según pronosticó ayer el consejero de Industria, Bernabé Unda. Este plan fue detallado ayer por los responsables de Ibil, la sociedad creada a tal efecto entre la eléctrica que preside Antoni Brufau y el EVE (Ente Vasco de la Energía). Al capital inicial de dos millones de euros que ambos socios han depositado al 50% se añadirá en los próximos años otra partida de 11 millones para sufragar los costes de una implantación que pretende convertirse en referente tecnológico no ya sólo en Euskadi sino en el resto del Estado.

El plan estratégico de Ibil, cuya sede estará en Bilbao, contempla un escenario de previsiones para las próximas décadas tan ambicioso como discutible. Según avanzó ayer Unda, en 2011 se instalarán 85 electrolineras y otras 140 más el año siguiente, en total 225. Para entonces, calculan en el EVE, 400 coches eléctricos circularán ya por las calles de Euskadi, lo que supondrá que habrá casi dos vehículos por cada poste de recarga. Los primeros prototipos se pondrán en marcha en las próximas semanas y tendrán una finalidad experimental. Serán después los ayuntamientos de Gasteiz, Donostia y Bilbao quienes acojan de forma gradual las primeras electrolineras en serie en sus calles y aparcamientos públicos. También se espera habilitar estos dispositivos, que contarán con diferentes tipos de recarga (lenta, semirrápida y rápida), en centros comerciales y en aparcamientos disuasorios de las estaciones de transporte público, así como en aparcamientos particulares y de empresa.

Brufau, práctico El fomento del Gobierno vasco por el suministro eléctrico no queda ahí. Su idea para la próxima década es que la red de abastecimiento cuente entre 7.000 y 13.000 puntos de recarga, llegando hasta los 70.000 en 2030. "El reto empieza hoy", subrayó Unda, que espera lograr una cuota de mercado del 15% en el ámbito privado y de entre el 25% y el 30% en el público.

Una visión más pragmática dibujó Brufau, que entiende este incipiente negocio más como "responsabilidad" que rentabilidad. Tal vez por eso su apuesta, y la de Lakua, responde ahora a una cuestión de posicionamiento, de imagen de marca. "El retorno económico sólo es posible a muy largo plazo", matizó el presidente de Repsol.

Por eso las líneas de actuación hasta que eso ocurra son claras: impulsar el sector de automoción, desarrollar una red de abastecimiento, crear una masa crítica aceptable y adaptar la normativa.

Masa crítica Las dos primeras cuestiones se han cumplido en apenas un año. Y parece que en la búsqueda de un público objetivo está el futuro de este nicho de mercado. De momento, sólo el sector público parece tirar del carro. La sensación de inseguridad en los potenciales usuarios es grande y el alto coste, a día de hoy, de este tipo de vehículos y sus recargas (entre 30 y 40 euros mensuales) convierten este nueva tecnología en algo casi prohibitivo. "Por eso debemos ir por delante, venciendo el miedo y dando respuesta a los problemas", señalaba ayer un miembro del Gobierno. En este empeño surgen proyectos como el presentado ayer con Repsol o el firmado hace un año con Mercedes, con el que el EVE fabricará las furgonetas eléctricas Vito E Cell. Está por ver ahora si el 10% de los coches que circularán en Euskadi para el año 2020 son eléctricos.

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