Spejo's, Madrid

Decidí probar con ellos cuando cerró mi peluquería habitual, y me arrepiento de no haber salido corriendo. Para empezar, me atendió una señora que exigió saber, en tono bastante agresivo, qué me iba a hacer exactamente, "porque luego hay problemas con el presupuesto". Pues bien, lo que iba a hacerme era teñir y cortar. Acordamos finalmente el dichoso presupuesto y tras un rato de espera, empezamos. La "profesional" (nótese la ironía) que me atendió era de lo peor. Soberbia, prepotente, sin ninguna aptitud para el servicio al cliente. No paró de contarle a todo el que la quisiera escuchar que podía haber tenido futuro como cantante de ópera (ojalá, desde luego cortar el pelo no es lo suyo), mientras se dedicaba a desgraciarme. Llevaba el pelo teñido de rubio oscuro con mechas más claras, y salí de allí con un color indefinido, entre castaño y cobrizo. Pedí que me cortaran lo mínimo posible, solo para sanear, y perdí unos 15 cm de melena, porque la señora que me atendió consideró que las capas eran "feas". Para rematar, a la salida intentaron presionarme para encasquetarme una serie de productos que tienen allí a la venta, y cuando les hice saber que tenía en casa todo lo que necesitaba, me espetaron, con la misma falta de tacto que debe ser requisito para trabajar en ese local, que "nada de lo que tendría en casa iba a ser tan bueno como lo que vendían ellos". En resumen, poca profesionalidad, precios abusivos (68 EUR para desgraciarme) y lo peor, el trato despectivo, la arrogancia y la soberana falta de educación del personal. Para no repetir.